Decálogo del buen compañero de viaje (I)


Encontrar un buen compañero de viaje a veces no suele ser una tarea fácil. La diversidad de gustos, temperamentos, costumbres, actitudes y prioridades pueden llegar a entorpecer el desarrollo de un viaje, llevándolo a convertirse, incluso, en una verdadera pesadilla.

En mi caso particular, a lo largo de los años he tenido la fortuna de contar con varios compañeros con quienes me he entendido a las mil maravillas, haciendo de los viajes una vivencia fantástica. Pero, al mismo tiempo, también he tenido la mala fortuna de juntarme con algunas personas que hicieron difíciles esos días fuera de casa, con las que espero no tener que volver a planear este tipo de salidas.

A partir de mi experiencia, voy a compartir con ustedes las primeras 5 “cualidades” (de un total de 10) que, en mi opinión, debe tener un buen compañero de viaje. Este listado les servirá para evaluar si esa persona en la que están pensando, es la ideal para que los acompañe en su próxima aventura. También, para que ustedes mismos se evalúen y sepan si son tan buenos “socios” a la hora de salir a explorar lugares desconocidos.

1. Ser una persona descomplicada

A mi juicio, esta es la primera y principal virtud que debe tener un buen compañero de viaje. Porque siempre que salimos de casa se van a presentar dificultades, momentos incómodos o situaciones que no son las ideales (¡aún en esos viajes en los que vamos a hoteles o planes lujosos!). Y no hay nada más difícil -y aburridor- que un acompañante de expedición que magnifique las cosas negativas, que nunca esté conforme y que en vez de buscar soluciones decida hundirse en la molestia o en la crítica incesante. La vida (en nuestras casas o cuando estemos viajando), siempre estará llena de momentos y situaciones que no nos hagan del todo felices. Pero estos siempre serán más llevaderos y mejor manejados si estamos con alguien relajado, que busca los aspectos positivos de lo que sucede, que se toma las cosas con buen sentido del humor y que no pierde de vista que el verdadero propósito del viaje es disfrutar de unos días de felicidad, más allá de las incomodidades que se puedan presentar en el camino.


2. No ser tacaño

Aunque muchos de nosotros tenemos restricciones presupuestales cuando viajamos, la experiencia de un viaje (y de cualquier otra actividad en la vida) con una persona tacaña, resulta no solo tediosa, sino también en ocasiones muy difícil de manejar. Porque la compañía de una persona que está más preocupada por “no gastar”, que por aprovechar el momento que está viviendo (así sea con las limitaciones propias de los recursos disponibles), también impide que uno haga los planes que quiere y que se sienta pleno mientras está visitando ese lugar desconocido. Obviamente esta cualidad no se refiere a aquella persona que, luego de hacer un esfuerzo para costear un viaje no puede salirse de su presupuesto (algo que nos ha sucedido prácticamente a todos), sino a aquella que, teniendo los recursos y la posibilidad de pagar una entrada o una comida en un restaurante, no lo hace por simple avaricia. 

3. Ser flexible

Esta es otra de las grandes cualidades que debe tener un buen compañero fuera de casa: que tenga la capacidad de adaptarse a las situaciones que se vayan presentado durante un viaje. Aunque muchas veces tenemos planes en relación con nuestros itinerarios, qué sitios vamos a visitar o cuáles son las actividades que vamos a hacer, sobre la marcha se presentan otras oportunidades o se alargan los tiempos que destinamos a un plan que estamos disfrutando, por lo que es importante ser capaces de salirnos del libreto -sin que eso genere frustración- para aprovechar ese cambio de planes que redundará en una mejor experiencia en nuestro viaje. Esto va muy de la mano con algo que escribí en una entrada anterior de este blog, titulada: ¿El éxito de un viaje depende de planearlo o de dejarse llevar?, que les recomiendo leer.


4. Tener la capacidad de pensar en equipo

Aunque puede parecer obvio, cuando tomamos la decisión de hacer un viaje con alguien más, no podemos perder de vista que no estamos solos y que nuestros planes deben tener en cuenta a la otra persona. Esto implica que juntos debemos analizar y decidir cómo vamos a llevar a cabo nuestra excursión, no sólo a partir de los gustos comunes, sino también pensando en la mejor forma de compaginar los intereses de cada uno. Esto, además, hará necesario que en muchas oportunidades tengamos que entrar a “negociar” con esa persona -de forma amigable- cómo se organizan los itinerarios de nuestro viaje juntos. El buen compañero de viaje piensa no sólo en la satisfacción de sus intereses y en lograr su propia felicidad, sino también en la de quien está viviendo junto a él la misma experiencia.

5. Ser capaz de entender que no todos tenemos que hacer todos los planes

Sin perjuicio de la cualidad que mencioné en el punto anterior, también resulta importante tener la capacidad de comprender que, hacer un viaje con otras personas no implica que todos tienen que hacer todas las actividades de forma estricta, ni mucho menos que deben permanecer juntos en todo momento. Parte de ser flexible y descomplicado, también implica entender que, en algunas ocasiones, los compañeros de viaje pueden tomar la decisión de separar sus caminos de forma momentánea para hacer cosas distintas. Esto puede suceder en viajes en los que no hay mucho tiempo disponible o en los que hay intereses muy disímiles frente a determinadas actividades en particular. Si bien no se trata de que cada uno haga todo por su lado -como si hubiesen viajado de forma separada-, ello tampoco significa que, si durante una mañana uno quiere ir a visitar un museo, el otro no pueda tener la oportunidad de quedarse un rato en la playa tomando el sol, para que luego se vuelvan a juntar a la hora de almorzar. Esta capacidad de ser flexibles y comprensivos con los intereses del otro, permitirá que ese viaje en compañía también se oxigene un poco y fluya de la mejor manera, permitiendo un mayor grado de satisfacción de quienes están compartiendo esta experiencia fuera de casa.


Hasta aquí, si miramos estas primeras 5 cualidades que acabo de enlistar, podemos concluir que el buen compañero de viaje es aquel que tiene una buena actitud frente a lo que suceda durante el viaje y es generoso consigo mismo y con la persona con la que decidió embarcarse en la misma aventura. 

Aprovechen esta relación para ir haciendo su autoexamen y empezar a analizar a ese potencial “socio” que están evaluando para su próxima expedición, mientras les comparto los 5 restantes atributos que, a mi juicio, debe tener todo buen compañero de viaje.

Hasta la próxima!

Julián A. Gómez-Díaz – @Itinerant Lawyer

5 comentarios en “Decálogo del buen compañero de viaje (I)”

    1. Mil gracias Sebastián! Ojalá tengamos la oportunidad de hacerlo en el futuro! Un saludo especial y gracias por el apoyo!

  1. María del Carmen Jarrín

    Interesantes consejos, tomaré atenta nota. Sigue viviendo experiencias maravillosas. Ya nos encontraremos.

  2. Pingback: Decálogo del buen compañero de viaje (II) - Itinerant Lawyer.Travel

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