¿Por qué vale la pena “pajarear”?
En una entrada previa del blog titulada El arte de “pajarear” en Colombia, narré cómo nació en mí ese interés especial por las aves, que hoy en día me ha permitido aprovechar que Colombia es una potencia mundial en biodiversidad, pues cuenta con casi 2.000 especies identificadas, que representan aproximadamente el 20% de todas las aves que existen en el planeta Tierra. ¿Cómo no disfrutar de los pájaros en el lugar donde se encuentra el mayor número de especies de todo el mundo?
Por eso, en esta nueva entrada quiero compartir con ustedes cuáles han sido las ventajas del avistamiento de aves que he podido descubrir mientras practico esta actividad, que se ha convertido en una oportunidad para mezclar mi pasión por los viajes, la naturaleza, la fotografía y hacer nuevos amigos.
Así que aquí va una lista de razones con la que espero terminar de convencerlos de que éste es el momento para animarse a salir a observar aves en todos los rincones de Colombia. Porque “pajarear” es:
Una excusa para conocer nuevos destinos exóticos: y esto es así, porque yendo detrás de las aves, uno termina planeando viajes a lugares poco conocidos y exóticos, que eventualmente en otras condiciones jamás habría visitado. Ese es el caso, por ejemplo, de la Reserva Natural la Isla Escondida en el municipio de Orito en el Putumayo, a la cual llegué con el propósito de fotografiar y filmar aves, llevándome unas sorpresas increíbles que se pueden ver en el siguiente video de mi canal de YouTube:
Una forma de aprovechar la ventaja comparativa que tenemos: tal como lo mencioné en la entrada anterior, a pesar de que soy un enamorado del océano, dado que vivo en la ciudad de Bogotá no me es posible viajar al mar tan seguido como quisiera. Sin embargo, en Colombia no importa el lugar en el que uno viva (los Andes, las costas Caribe o Pacífica, la Amazonía, la Orinoquía o el territorio insular), siempre hay la posibilidad de observar aves, pues somos un país con pájaros de todas las especies que habitan en todos los ecosistemas existentes. Entonces, cómo no vamos a aprovechar ese potencial maravilloso que tenemos y que es tan valorado por cientos de extranjeros que visitan Colombia cada año para observar aves.
Un medio para conocer gente maravillosa: tal como sucede con el buceo, las personas que están vinculadas de una u otra forma a la observación de aves cuentan con una gran sensibilidad y un profundo amor por la naturaleza. Por eso, siempre que he salido a realizar una actividad de “pajareo” he tenido la oportunidad de conocer personas increíbles; tanto los que van en el mismo plan, como aquéllos que cuidan de las reservas naturales o son guías de avistamiento, porque tienen una forma distinta de ver la naturaleza y de disfrutarla, que los convierte en seres humanos más tolerantes, conciliadores, pacientes y con una profunda amabilidad hacia los demás.
Una oportunidad para ayudar a la preservación de los ecosistemas: porque cuando visitamos una reserva natural o un lugar destinado a la protección del ecosistema, estamos ayudando a visibilizarlo y a protegerlo de amenazas como la deforestación o la proliferación de cultivos ilícitos. Cada vez que apoyamos a que estos santuarios naturales sean autosostenibles y que les permitan tener un nivel de vida digno a las personas que derivan su sustento de la conservación, estamos evitando que ese bosque se pierda, se deforeste para extraer maderas o simplemente se destine a la ganadería extensiva, desapareciendo el hogar de miles de especies que allí habitan. Así que cada vez que salimos a “pajarear”, nuestro hobby también está ayudando directa e indirectamente a la conservación del medio ambiente.
Un reto apasionante: así como hace algunos años, miles de jóvenes salían a todos los lugares del mundo a “cazar” pokemones con el juego Pokemon Go, uno también desarrolla ese interés por ir aumentando el número y la espectacularidad de las especies que ha observado y que tiene en su lista. A través de aplicaciones como eBird o Merlin, siempre es emocionante cuando uno logra un nuevo “lifer” (así se llama a cada especie nueva identificada) a su lista de aves observadas. Por eso, a medida que uno va viendo más especies, de formas o colores distintos, quiere seguir ampliando su conocimiento y viendo nuevos tipos de aves que aumenten su “colección” de pájaros observados.
Una manera de hacer actividad física: porque si bien en muchas oportunidades el avistamiento de aves no conlleva la realización de una actividad exigente desde el punto de vista cardiovascular, por tratarse de una actividad que se desarrolla al aire libre, implica la necesidad de moverse y caminar en búsqueda de las especies. Incluso, cuando se visitan algunos lugares boscosos, selváticos o montañosos en los que se encuentran varios tipos de aves, en ciertas oportunidades es necesario realizar caminatas que son útiles para mejorar nuestra condición física y llenar de aire puro nuestros pulmones.
Una fuente de tranquilidad y felicidad: porque la observación de aves es una actividad que se desarrolla de forma pausada, en la que se puede disfrutar del silencio, lejos del agitado estilo de vida al que muchos estamos acostumbrados, convirtiéndose incluso en una terapia de relajación que permitirá reducir nuestros niveles de estrés. Y al mismo tiempo es una fuente de felicidad porque al “pajarear” se viven momentos realmente emocionantes, como cuando uno encuentra esa especie que estaba buscando o cuando de la nada aparece un pájaro que uno ni siquiera sabía que existía y que nos sorprende con sus formas o el color de su plumaje. En mi caso particular he tenido la oportunidad de encontrarme inesperadamente con aves que parecen irreales, como sacadas de un libro de ilustraciones, tal como me sucedió recientemente en la Reserva Natural El Encanto, en Palestina – Huila, donde vi por primera vez al fantástico Chrysolampis Mosquitus o colibrí Ruby-Topaz. Juzguen ustedes mismos si había o no razón para emocionarme casi hasta las lágrimas al poder disfrutar de este hermoso animal:
Un ejercicio para agudizar los sentidos: esto sucede porque la observación de aves se realiza especialmente a través de la vista y el oído. Cuando uno está en un bosque intentando observar aves, la primera señal que nos permite determinar el tipo de pájaro y su probable ubicación, es a través de la identificación de su canto. Eso necesariamente nos obliga a agudizar nuestra capacidad de escuchar y a afinar nuestro oído para diferenciar los sonidos y poder establecer de qué lugar provienen. Lo mismo sucede con nuestra vista, pues a través de la observación de aves tendremos que esforzarnos para identificar formas y colores en medio del follaje de los árboles o entre las ramas de los arbustos, lo cual también nos permitirá mejorar nuestra capacidad de ser más detallistas con lo que captamos a través de nuestros ojos.
Un recordatorio de que nunca debemos perder la capacidad de sorprendernos: por último, la rutina a veces tiende a hacernos entrar en un modo automático en el que perdemos la capacidad de asombro. No obstante, cuando uno se engancha con el hobby de la observación de aves, recupera esa capacidad de sorprenderse en todo momento y en todo lugar. En mi caso personal, luego de empezar a desarrollar esta actividad, ahora estoy más pendiente, en todos los lugares, de nuevos pájaros que se puedan cruzar en mi camino. Así fue como, por ejemplo, pude identificar que en la terraza de un apartamento detrás del edificio donde vivo, viene todos los días un colibrí que finalmente pude fotografiar; o que, en lugares inesperados como el aeropuerto de Pitalito en el Huila, pude ver y fotografiar por primera vez a un Caracara Chimachima (Milvago Chimachima) que preciso llegó a posarse sobre un árbol al lado de la sala de espera. Porque el avistamiento de aves hizo despertar nuevamente mi capacidad de asombro, la que ahora me acompaña en todo momento y a todo lugar.
Espero que estas razones que les he compartido desde mi experiencia personal sean útiles para que se animen a salir de sus casas, caminar, mirar hacia los árboles y hacia el cielo, para dejarse sorprender de toda la magia y explosión de color que tenemos en todos los rincones de éste, el país con mayor biodiversidad de aves del planeta entero.
Hasta la próxima!
Julián A. Gómez-Díaz – Itinerant Lawyer